El amor es una filosofía

Author: elxdandy

La filosofía es campo de estudio que se encarga de la investigación, análisis y creación de ideas en general, abstractas o en un nivel fundamental. La palabra "filosofía" procede del griego, estando compuesta de φίλος ("filos", amigo) y σοφία ("sofia", sabiduría): φιλοσοφία (amor a la sabiduría), por lo tanto hablar de amor desde un punto filosófico es tan escencial como hablar de arte y mencionar Francia, o simplemente hablar de música y mencionar las notas musicales.

La vinculación entre el amor y la filosofía está presente ya en los primeros tiempos de ésta. En Platón, por ejemplo, la filosofía tiene un carácter erótico -hay que recordar, por lo demás, que la palabra eros comparte el mismo campo semántico que erótico. Platón en el Banquete describe el amor (eros) en situación intermedia entre la pobreza y riqueza. Eros, al ser hijo de Penia, diosa de la pobreza, carece de todo. Pero a la vez, por ser hijo de Poros, dios de la abundancia, hereda el impulso para superar la pobreza en dirección de la riqueza. Entonces Eros se asemeja al filósofo, pues éste en la concepción de Platón se halla en una situación intermedia entre la ignorancia y la sabiduría. No es un ignorante puesto que desea y ama la sabiduría. Pero tampoco es un sabio porque todavía no posee la sabiduría. Por su amor a la sabiduría, el filósofo, está siempre en camino hacia ella.Por otra parte Aristóteles, hablaba de la filia que unificaba amor y filosofía, entonces podemos decir que los caminos de la filosofía y el amor son uno, ya que amar algo me hace pensador del amor y más aun si es la misma sabiduría la cuál amo.

Los antiguos griegos representaron al dios Eros como un niño ciego, sordo, caprichoso y carente de piedad hasta con su propia madre. Caprichoso porque ama tan pronto como deja de amar. Ciego porque cuanto más viva es una pasión, más lejos nos encontramos del pensamiento reflexivo. Hesíodo juzgó a Eros como el más bello entre los dioses inmortales porque relaja los miembros y somete en el pecho al corazón. Las flechas de Eros fulminan con la instantaneidad de un relámpago: el inglés y el francés dan cuenta de este efecto con las metáforas to fall in love y tomber amoureux ("caer enamorado"). Esta dulce caída es provocada por un agente externo, y por ello en la mitología griega el amor aparece como una pasión, es decir como una alteración de ánimo tan irracional como la ira, la envidia, la alegría, la tristeza o el odio. Aristóteles ya discute en su Etica a Nicómaco la creencia de que las pasiones vienen de afuera y son impuestas por un dios. Sin embargo, la idea del afecto como instancia externa continuó signando un concepto de pasión que en su especie amorosa era capaz de provocar el más temible de los naufragios.



Los griegos opusieron la categoría de pasión a la de acción, entendiendo por pasión una alteración del alma que se siente pasivamente (de este concepto derivan paciente o patología). Como el enfermo, el enamorado-apasionado sería víctima de una acción externa a sí mismo compuesta por fuerzas extrañas sobre las cuales no puede ejercer ningún control. De esto se deduciría que el enamorado no es libre, y que por tanto tampoco es responsable por sus acciones, lo que ubicaría al amor en la vereda opuesta de los valores éticos.


El sofista Gorgias justifica que Helena haya traicionado a su pueblo abandonando a su marido, al argumentar que en realidad ella fue víctima de la acción externa de Eros y de la extraordinaria elocuencia de Paris para enamorarla. Hoy día los efectos de haber escindido amor y ética se ven, por ejemplo, cuando un hombre inicia una relación amorosa con la hija de su mujer justificándose con un escuálido argumento: "Se dio". Ni Helena ni este hombre parecen responsables por sus acciones. Sin embargo, aunque en principio no podamos decidir sobre un sentimiento, podemos decidir y por tanto ser responsables por las acciones a seguir en relación a ese sentimiento. Es la distinción que hace Aristóteles cuando al referirse al acto libre y voluntario escribe que sería absurdo pensar que uno se ha visto forzado por el placer a seducir a la mujer de su amigo.


El hecho de que el amor haya sido inscripto en la esfera de las irracionalidades hace que los científicos sociales y los filósofos vean con recelo la posibilidad de reflexionar sistemáticamente sobre el amor a partir de explicaciones que excedan la psicología individual. Pareciera que un modelo fuertemente racional como el de Occidente hubiera necesitado concebir una zona franca despojada de racionalidad, y que esa forma de "locura" no hubiera sido otra que el amor.


Por contraposición al amor-pasión o enamoramiento, que en casi todas las historias que nos ha legado la literatura no excede los tres o cuatro años de duración, también es posible predisponernos al amor-acción, amor-compañero o amor-alegría, tal como lo entendió Spinoza, que asoció el amor con el deseo pero que entendió al deseo como presencia, como alegría, y no como ausencia ni como desdicha. De allí que con el objeto de concebir el amor en términos de acción y no de pasión, Fromm proponga para el inglés la expresión be in love (ser o estar en el amor) para reemplazar a la de fall in love ("caer en el amor").



Existe la posibilidad de diferenciar el enamoramiento o amor-pasión del amor-alegría o amor-compañero -o directamente diferenciar el enamoramiento del amor-, que no encuentra su objeto en la idealización sino en el conocimiento y en la aceptación del otro tal cual es, en la actividad y no en la pasividad, el amor que reconoce que toda relación que se prolonga en el tiempo trae aparejados momentos de antagonismo y aburrimiento, el amor que se regocija en la presencia del otro, en su disponibilidad y no en su ausencia, el amor que no presupone el sufrimiento de nadie, el amor que reconoce que toda pasión es por definición perecedera, y que el fin de la pasión no equivale al fin del deseo sexual ni al fin de la ternura o del compañerismo.

¿Cuál es la diferencia entre el amor y el deseo? En el amor se tiene en cuenta al sujeto amado, mientras que en el deseo la persona tiene sobre todo consciencia de sí.

El enamoramiento puede no depender de nosotros, que no se ordena, que suele ser un misterio, una gracia que escapa a las virtudes.

El amor en cambio podría ser incluido, a contramano de lo que afirman muchos filósofos, en la esfera voluntaria de las virtudes, tal como lo hizo el cristianismo, y habría buenas razones para dudar de su pretendida irracionalidad, ¿o acaso se supo alguna vez que a la mayoría de los hombres les diera lo mismo salir con una mujer treinta años menor que con una treinta años mayor? Razón y sinrazón se entrelazan con más frecuencia que la que los apóstoles del amor-pasión se atreverían a reconocer.

Por tanto el amor no se explica sólo en correlato con la psicología individual. La comprensión filosófica e histórica de este tema tiene mucho para decirnos al respecto, y quizas esto es solo un comienzo de cuestionamientos y preguntas, tal vez a mitad que mas nos damos cuenta de nuestras fragilidades y nos preguntamos tal vez lo mas primordial llegaremos a ver la belleza del arte mas complejo y que menos entendendemos, EL AMOR.

 

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